4 Cosas que debes saber acerca de Dios

Por Ray Comfort    –   AguasVivientes.com

1. DIOS ES SANTO Y JUSTO

“Justicia y juicio son el fundamento de tu trono: Misericordia y verdad van delante de tu rostro”.  (Salmo 89:14)

    En el derecho civil, un buen juez debe castigar el delito. Si se hace de la vista gorda ante la injusticia, entonces es corrupto y él mismo debería ser castigado.

    En un período de diez años en los Estados Unidos, 100.000 asesinos nunca fueron llevados ante la justicia. Estos fueron crímenes sin resolver.  Si Dios se hace de la vista gorda ante esos asesinos, entonces Dios no sería Justo.  Tiene sentido que, si Él es bueno y justo, debería estar enojado con aquellos que han quitado la vida a otros, y que debería castigar a los asesinos, violadores, etc.  

    Esta es la enseñanza de la Biblia: que Dios “de ningún modo dará por inocente al culpable“. (Éxodo 34:7) Él “traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, ya sea buena o sea mala. (Eclesiastés 12:14)” y que “Dios está airado todos los días contra el impío“.  (Salmo 7:11)

2. SU PALABRA DICE “LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE”

“El pecado es transgresión de la ley”. (1 Juan 3: 4)

    Veamos brevemente los Diez Mandamientos (Éxodo 20) y veamos si hemos guardado la Ley de Dios:

  1. No tendrás dioses ajenos delante de mí
  2. No te harás una imagen tallada
  3. No tomarás el nombre de Dios en vano
  4. Acuérdate del día del reposo para santificarlo
  5. Honra a tu padre y a tu madre
  6. No matarás
  7. No cometerás adulterio
  8. No robarás
  9. No mentirás
  10. No codiciarás

    Antes de poder decir que hemos obedecido los Mandamientos, vamos a describir las características de alguien que guarda la Ley: siempre amaría a Dios con todo su corazón; con toda su alma, con todas sus fuerzas y con toda su mente, y amaría a su prójimo tanto como a sí mismo. Nunca ha creado un dios a su medida (ni con las manos ni con la mente).

    Siempre ha respetado el nombre de Dios; ha guardado el día de reposo; ha honrado implícitamente a sus padres y nunca se ha “enojado con su hermano sin causa”.  Nunca ha odiado a nadie, ni ha tenido lujuria en su corazón, ni ha tenido sexo ilícito.  Nunca ha robado ni siquiera un clip o un lápiz, ni ha dicho ni siquiera una mentira “piadosa”; y ni una sola vez ha deseado nada que pertenezca a otra persona.  Él es, y siempre ha sido “puro de corazón”, perfecto en pensamiento, palabra y obra.

    La verdad es que no somos así.  Todos hemos “pecado” muchas veces y por lo tanto hemos acumulado la ira de Dios, que será revelada en el Día del Juicio. La prueba de que hemos pecado será nuestra muerte, y después de la muerte debemos enfrentar a Dios en el día del juicio.

    Piense en esto: si Él ha visto cada uno de nuestros pensamientos, palabras y acciones, y si va a sacar todos nuestros pecados como prueba de nuestra culpa en el Día del Juicio, todos seremos culpables. Nuestra conciencia nos da evidencia del bien y del mal; y no tendremos excusa. Dios cumplirá su justicia y el infierno será el lugar de nuestro castigo eterno. “Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz“.  (Lucas 8:17)

3. DIOS ES RICO EN MISERICORDIA PARA TODOS LOS QUE LE LLAMAN

“Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó…” (Efe. 2:4)

    Una vez un joven pidió prestado un automóvil muy veloz y en estupor ebrio, aceleró por su pueblo a 120 mph.  Dado que todo era tirado por caballos en este pueblo rural, no había leyes contra el exceso de velocidad.  Entonces, el consejo aprobó una ley que decía que 30 mph era la velocidad máxima y que cualquier transgresor sería multado con $100 por cada mph por encima del límite de velocidad.

    En su camino de regreso a la ciudad, el velocista decidió hacer la misma broma.  Fue detenido, juzgado y declarado culpable por su padre, que era el único juez del pueblo. Fue multado con $9,000 y como no tenía dinero ni palabras de defensa, el joven fue llevado a la cárcel.  Mientras estaba desesperado tras las rejas, su padre apareció en la puerta y le dijo que había vendido todas sus posesiones más preciadas y que había pagado la multa por él.  El hijo no podía creer que lo amaba tanto.  Se abrazaron como nunca antes lo habían hecho y se marcharon en una relación recién descubierta, unidos por el amor.

    Esa es una imagen de lo que Dios hizo por nosotros a través del evangelio.

    Todos hemos quebrantado la ley de Dios muchas veces, pero Dios vino a esta tierra en la persona de Jesucristo y pagó la multa. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. (Juan 3:16)  También la Biblia dice: “La paga (multa) del pecado es muerte; más el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro“. (Romanos 6:23)

    Jesús satisfizo la justicia eterna de Dios y luego se levantó de entre los muertos, venciendo la muerte.  Cientos lo vieron después de Su resurrección no es un cuento de hadas.  Jesús cumplió todas las profecías como el Salvador prometido, las cuales están escritas en las Sagradas Escrituras, cientos de años antes de Su nacimiento.  Pero, así como no podemos ganarnos un regalo, tampoco podemos ganarnos la vida eterna por nuestras buenas obras: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros; pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.   (Efesios 2:8-9)

4. DIOS OFRECE VIDA ETERNA A TRAVÉS DE JESUCRISTO

“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida.  (Juan 5:24)

    El mayor misterio de la vida que es la muerte fue destruido por Aquel que dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida …” (Juan 14:6)  La Biblia dice: “El que tiene al Hijo, tiene la vida …” (1 Juan 5:12)

    Para encontrar el camino a Dios, comprender la verdad de la Palabra de Dios y recibir el regalo de la vida eterna, comience por el arrepentimiento (renunciar a su pecado) y ponga su fe y confianza en Jesucristo.  Se puede expresar esto a través de una oración sincera como esta:

“Amado Dios, entiendo que he quebrantado tu ley y he pecado contra Ti.  Por favor perdona mis pecados.  Gracias porque Jesús sufrió y murió en la cruz en mi lugar y luego resucitó.  Ahora pongo mi confianza en Él como mi Salvador y Señor.  En el nombre de Jesús te lo pido.  Amén.”

    Si se ha arrepentido y confiado en Jesús, entonces sus pecados ya son perdonados y ahora puede participar de las bendiciones del “Nuevo Pacto” con Dios.  Aquí hay solo diez de las preciosas y grandísimas promesas de Dios:

  1. Has pasado de la muerte a la vida (Juan 5:24).
  2. Dios suplirá todas sus necesidades de acuerdo con sus riquezas (Filipenses 4:19).
  3. Jesús estará contigo en las pruebas, prometiendo que nunca te dejará ni te desamparará (Hebreos 13:5).
  4. El Espíritu Santo lo guiará a toda la verdad y le dará el poder para vivir una vida santa (Juan 16:13).
  5. Eres limpio por la sangre de Jesucristo; Dios ha quitado tus pecados y los ha puesto tan lejos tanto como Oriente está del Occidente (Salmo 103:12).
  6. Mientras permanece en Cristo, verá que el “fruto” de Su Espíritu comienza a manifestarse en su vida (Gálatas 5:22-25).
  7. A medida que lea la Biblia a diario, cobrará vida nueva y le hará crecer en su fe (1 Pedro 2:1-3).
  8. Cuando ore, Dios lo escuchará y contestará sus oraciones (1 Juan 5:15).
  9. La cruz será la evidencia continua del amor de Dios por ti (Rom. 5: 8).
  10. Dios “es poderosa para guardarnos sin caída, y presentarnos sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Judas 1:24).

     Escudriñe las Escrituras todos los días y vea lo que Dios tiene reservado para aquellos que lo aman.  Honre el mandamiento de Cristo de ser bautizado y encuentre una iglesia que enseñe la Biblia centrada en Jesús y comprométase con ella.

    Que Dios continúe bendiciéndole mientras le obedece.